Innovación en el uso de biofertilizantes en el proyecto de Ayuda Humanitaria de Totora

Con la financiación de la Xunta de Galicia, la Fundación Cume y Caritas Abancay, están llevando a cabo el proyecto “Respuesta ante la emergencia humanitaria provocada por el cambio climático en la Comunidad Andina Indígena de Totora y refuerzo de su capacidad de resiliencia. Apurímac. Perú”

La incorporación del uso de biofertilizantes que cuentan con la propiedad de fortalecer los cultivos para resistir y mitigar los efectos adversos del clima, en concreto de las heladas, ha supuesto una innovación en el proyecto de ayuda humanitaria que se está ejecutando en Totora, que ha permitido no solo recuperar las cosechas, sino incrementarlas significativamente.

Uno de los resultados de este proyecto buscaba reducir la inseguridad alimentaria de manera sostenible, a través de la dotación de semillas, la recuperación sus cultivos perdidos (papa, maíz, hortalizas), y la incorporación  de biofertilizantes, que cuentan con la propiedad de fortalecer los cultivos para resistir y mitigar los efectos adversos del clima.

Estos biofertilizantes son producto de un estudio realizado por Abdiel Herrera Bazan, Técnico de Cáritas Abancay,  en el año 2022,  con el objetivo de evaluar la influencia de dos tipos de cepas microbianas como inoculantes biológicos, para evaluar su rendimiento de inducción de resistencia a heladas.

Se buscaban  nuevas alternativas para realizar una producción de forrajes, en la temporada de heladas, que comprende desde el mes mayo hasta noviembre, brindando así al agricultor una nueva alternativa de producción, reduciendo la vulnerabilidad  de su seguridad alimentaria y la de sus animales.

Esta investigación buscaba alternativas agroecológicas para una producción más segura y en más cantidad, para llevar una mejor crianza de sus animales y una mejor alimentación para ellos durante todo el año, luchando contra la inseguridad alimentaria.

Antes los buenos resultados de la investigación y las pruebas realizadas, se amplió el estudio a más cultivos, y se está aplicando en proyectos como el realizado en Totora, donde la cosecha se papa se ha incrementado considerablemente, así como la de las hortalizas.

No se busca únicamente mitigar los daños causados por las heladas, sino incrementar y optimizar la producción de sus cultivos. De igual modo, este trabajo fomenta el interés científico en demostrar la influencia de los inoculantes biológicos como mitigadores de estrés abiótico en la producción. Mientras que un estrés biótico incluiría alteraciones de la vida como hongos o insectos dañinos, los factores de estrés abiótico o estresores ocurren naturalmente, a menudo factores intangibles e inanimados, como la luz solar intensa, la temperatura, las heladas o el viento, que pueden causar daño a las plantas y animales en la zona afectada.

Al finalizar la época de lluvias es donde los pobladores corren mayores riesgos.  Normalmente las heladas comienzan en abril y su pico de periodo más frío es más frecuente en los meses de junio y julio, donde los campesinos se ven muy afectados por los descensos extremos de temperatura, que afecta fuertemente a sus cultivos de forrajes para su subsistencia y también la de sus ganados.

El estudio tiene como fin promover un desarrollo sostenible, teniendo en cuenta los factores nutricionales y económicos,  buscando garantizar altos índices productivos en los cultivares de forrajes. Posteriormente se están realizando pruebas en otros cultivos con resultados más que satisfactorios hasta la fecha.

La innovación y la investigación de Caritas Abancay hace que la búsqueda de nuevas alternativas para combatir el cambio climático este dando buenos resultados , mejorando así la vida de las comunidades campesinas del Apurímac.